Crítica: Jagwar Ma – Every Now & Then

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Every Now & Then, el nuevo disco de Jagwar Ma, contiene tal cantidad de género y subgéneros musicales como una mente despierta es capaz de imaginar. Los polos de atracción básicos son el rock y la electrónica, pero en apenas 50 minutos son capaces de recordar, entre otros, a Delorean, TV on the Radio, Animal Collective y a LCD Soundsystem.

Una de las características principales de la época musical que vivimos es el eclecticismo. Si hace unos años tenía sentido el concepto de tribu urbana, fuertemente relacionado con la preferencia de un género musical sobre todos los demás, hoy en día tendríamos que hablar de una especie de identidad globalizada que absorbe elementos estéticos y conductuales de una amplia gama de estilos musicales. Ya no pertenecemos a una sola tribu urbana –hay quien sí, obviamente–, del mismo modo que no escuchamos solo un estilo de música, el nuestro, nuestro estilo favorito, el que nos hace vestir y comportarnos de una manera determinada. Hoy en día, gracias a la liberalización del acceso a la música propiciada por internet, el público prefiere picotear de aquí y de allá, explorando y abriéndose a infinidad de géneros nuevos y superando la especie de afiliación o fidelidad restringida a un género, lógica, por otra parte, de una época en la que uno tenía, y por tanto escuchaba, los discos que podía comprarse. Una época en la que nuestra pila de discos nos definía y nos asociaba a una u otra tribu urbana. El margen para probar cosas nuevas era escaso, y el Spotify de la época eran Fulanito o Menganito dejándonos discos que, a priori, no nos habríamos comprado. Otros tiempos.

En nuestra era, sin embargo, reina el eclecticismo: un subproducto cultural de la globalización occidental que tiñe las propuestas artísticas más avanzadas y que ha transformado también al público. ¿O ha sido al revés? Es igual, quizá nunca lo sepamos. El caso es que toda esta reflexión no era más que la introducción de la reseña de Every Now & Then, el segundo álbum de la banda australiana Jagwar Ma, que salió al mercado el pasado viernes, porque si tuviéramos que enumerar los estilos que contiene acabaríamos antes señalando los que no están presentes: jazz, copla, bachata y pocos más. Los de Sidney ya cosecharon buenas críticas con su álbum de debut, Howlin, aunque parecía imposible que pudieran mantener el estricto y ecléctico equilibrio de su fórmula, altamente inestable y explosiva (sobre todo en directo), en una siguiente publicación. Su nuevo álbum, sin embargo, es un collage aun más descarado: lejos de acotar el perímetro, cada género presente se muestra de manera exultante y frontal, conformando un sonido sólido y vivo que deja obsoleto el cacharrismo parcheado de su primera obra. Un sonido que, pese a tocar casi todos los palos habidos y por haber, como ya hemos dicho, tiene en el rock y en la música electrónica sus polos indiscutibles de atracción.

Todo lo que cabe entre el rock y la electrónica

El alma del disco se sitúa, en cualquier caso, en el tramo central del mismo: en la contundente y plástica ‘Ordinary’, con un toque que fluctúa entre el rock sureño y la inspiración soulera a lo Jungle; en la desafiante ‘O B 1’, un ejercicio de rock electrónico que bebe directamente de LCD Soundsystem, con unos sintes infecciosos en perfecta connivencia con el potente beat; y en la carismática ‘Slipping’, una pieza de pop que acaba encaramada en lo alto de una estructura electrónica bien visible. Incluso en ‘Batter Up’, puro groove criollo. Son las cuatro mejores canciones del álbum, con recorridos que en directo tenderán a internarse en terrenos más clubbers. En esa línea, además, hay otros temas que también parecen construidos para desatarse en directo: por un lado la mutante ‘Say What You Feel’, que en su progresión hacia la pista de baile pasa del rollo rock espacial de Madchester – post-New Order– al tropicalismo, para acabar en el típico estado de euforia que tan exitosamente han exportado nuestros paisanos Delorean; y por otro la también progresiva ‘Give Me a Reason’, que presenta en su fase final el fragmento más claramente bailongo –con una retranca medio afro a lo Django Django– del álbum. Seis ases que sustentan con creces el segundo trabajo de Jagwar Ma.

El resto de Every Now & Then, aunque igualmente camaleónico, es algo menos estimulante. Coincide con temas que recuerdan de manera más directa y alicaída al sonido de otras bandas, como ‘Loose Ends’, que podría pasar por una versión brit de TV on the Radio, o ‘High Rotation’, cuyo cromatismo embotellado recuerda al de los Animal Collective más aburridos y lineales. Contando, pues, con que ‘Falling’ sirve de intro y ‘Don’t Make a Right’ de outro, el cierre real del álbum se presenta como una especie de prórroga en ‘Colours of Paradise’, que en su luminoso entusiasmo vuelve a recordarnos a Delorean. Así pues, en resumidas cuentas, Every Now & Then podría enviarse al espacio como muestra antológica de todo lo que hemos sido capaces de crear musicalmente hablando como especie en los últimos treinta años. Una amalgama de eclecticismo estilístico que serviría de actualización del disco lanzado al espacio por la NASA en las naves Voyager 1 y 2 en 1977. En aquella ocasión mezclaron temas clásicos de Chuck Berry o Louis Armstrong con la 5ª Sinfonía de Beethoven y el Concierto de Brandemburgo de Bach; en esta nueva bastaría con meter a Jagwar Ma.