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Review

Los discos destacados de abril

Del punk-rock callejero de Fontaines D.C. al epitafio musical de The Cranberries, pasando por el dream-folk-pop de cámara de Weyes Blood y los nuevos cancioneros de Kevin Morby, Marissa Nadler y Aldous Harding, aquí va una selección de los mejores discos publicados en abril de 2019.

Con la humilde intención de no dejarnos nada relevante en el tintero, repasamos algunos de los lanzamientos discográficos más destacados de abril. Una selección que va desde el soul-disco de Anderson .Paak y el folky de autor de The Tallest Man on Earth al proto-punk yeyé de Carolina Durante y al folk onírico de cámara de Weyes Blood, pasando por el último disco de The Cranberries, el punk-rock de los irlandeses Fontaines D.C. y los nuevos cancioneros de Kevin Morby, Aldous Harding y Marissa Nadler (esta vez acompañada por Stephen Brodsky).


Weyes Blood: Titanic Rising

Partiendo de su voz de soprano y de su inmensa capacidad melódica, Natalie Mering ha dado vida a su propio mundo musical con su cuarto disco: un ecosistema natural en el que coexisten ricos océanos, grandes praderas soleadas y costas cálidas y acogedoras. O, lo que es lo mismo en términos musicales: conviven y se mezclan dilatadas atmósferas dreamy (‘Titanic Rising’ + ‘Movies’, ‘Wild Time’, ‘Picture Me Better’) con aromas de folky-americana (‘Andromeda’, ‘Something To Believe’) y momentos de brillantez pop basados en melodías e instrumentaciones refinadas (‘A Lot’s Gonna Change’, ‘Everyday’). No como planteamientos aislados, sino mimetizando sus capas características en un mismo tema. Entre el dream-folk y el pop de cámara –¡esa steel guitar más cuerdas sonido siglo XVII de ‘Something To Believe’!–, Titanic Rising es un cuidado, solemne y elevado monumento al amor y la perdición. Una obra majestuosa, ¡un discazo con mayúsculas!


Fontaines D.C.: Dogrel

Además de una hierba fresca y muy verde, en las Islas Británicas siempre crecerán equipos de fútbol y rugby, y bandas de punk-rock callejero o de bar. En la línea sucesoria de The Clash, Stiff Little Fingers o The Pogues, y en parámetros cercanos a Idles, shame o –en menor medida– a Sleaford Mods, los irlandeses Fontaines D.C. han aterrizado en la escena con los dos pies bien clavados, ganando la calificación de cinco estrella para su disco en la crítica de The Guardian, y marcándose lo que llaman un “debut perfecto”. De la ortodoxia clásica de ‘Sha Sha Sha’ a los desarrollos instrumentales profundos de ‘The Lotts’ (sumándole ingredientes de la cepa The CureJoy Division a la cazuela), pasando por el azote proto-grunge de ‘Too Real’, Dogrel es justo la dosis de punk (del bueno) que necesitamos al año para mantener la cordura.

Fontaines D.C. actúan este verano en el Vida Festival 2019, con abonos a la venta en Ticketmaster.


Anderson .Paak: Ventura

Como señala Ignasi Estivill Aspas en su reseña para Mondosonoro, Anderson .Paak ha vuelto al estilo Malibu, ha vuelto a sus orígenes. Su cuarta entrega, si no al mismo nivel, se acerca mucho al del material que le valió una nominación a mejor álbum de música urbana contemporánea en los Grammy 2017. Una fórmula basada en un suave, ondulante y siempre bailable soul-disco, R&B, trazas constantes de funky atemporal y selectos pasajes de hip-hop clásico (produce el legendario Dr. Dree) y actual. Estiloso, a caballo entre la calle y los reservados VIP del garito de moda, Ventura presenta un sonido que parece regodearse consigo mismo: un sonido hedonista que alcanza su cumbre en temas como ‘Make It Better’, ‘Jet Black’ o ‘Twilight’ (producido por Pharrell Williams).


The Tallest Man On Earth: I Love You. It’s A Fever Dream

De un trovador sueco (o inglés, español, nigeriano… tanto da) como Kristian Matsson, solitario empedernido donde los haya, poca evolución estética podemos esperar. A lo sumo en su lírica y sus historias. Dogmático y clasicista, el hombre detrás de The Tallest Man On Earth, al que en sus inicios comparaban con Bob Dylan, empezó a revestir instrumental y delicadamente sus arpegios de guitarra en Dark Bird Is Home, disco surgido tras un divorcio y la pérdida de un familiar. Y en esa línea más sutilmente engalanada, esta nueva entrega se presenta, quizá, como la colección de caricias más fresca que ha publicado en años, acercándose por momentos a la versión más desnuda y deliciosa de Sufjan Stevens. Quizá sea porque lo ha grabado y producido todo él solo en su casa.


Aldous Harding: Designer

Dejando atrás las oscuridades y tristezas de Party, su anterior entrega, la neozelandesa Aldous Harding presenta una nueva colección de canciones con las que parece haber levantado la cabeza hacia el cielo, las flores y la primavera. Más luminoso y amable en sus formas, Designer sigue basándose en esa asombrosa voz mutante de la cantanutora, capaz de sonar aguda y frágil en ‘Zoo Eyes’ y grave y segura en ‘The Barrel’, pero con la novedad de una instrumentación rica y detallista, nunca avasalladora, que recuerda por momentos a la obra de Feist. La producción (de nuevo) de John Parish, sumada al talento innato de Harding, van construyendo poco a poco una identidad y una carrera que, por discreta, no significa que sea secundaria. Quién sabe hasta dónde llegará…

Aldous Harding actúa en el Primavera Sound 2019, con abonos a la venta en Ticketmaster.


Carolina Durante: Carolina Durante

Al fenómeno Carolina Durante no hay que buscarle demasiada explicación científica. Es más, si todavía no has entrado exultante en su rollo, posiblemente no lo harás nunca. Puede ser por edad, por contexto social o simplemente por gusto: no es para todos los públicos. Ahora bien, público tienen para rato: el boca a boca ha funcionado como no se recordaba en años y se están comiendo la escena. A base de fogosidad proto-punk yeyé, espontaneidad y costumbrismo universitario, los madrileños representan hoy en día la vertiente más gamberra, descarada y callejera del nuevo starsystem indie: una ventisca de realidad post-crisis necesaria para volver a excitar a toda una nueva generación de jóvenes con el poder inmortal de las guitarras. Porque no todo lo que triunfa ahora es trap y música urbana.

Carolina Durante actúan este verano en el Vida Festival 2019, con abonos a la venta en Ticketmaster.


Kevin Morby: Oh My God

Criado musicalmente en la cantera Woodsist como bajista de Woods, hace tiempo que Kevin Morby abandonó el nido y echó a volar. Oh My God es su quinto disco en apenas seis años; y el primero en el que notamos los pies de su figura artística elevados un par de palmos sobre el suelo. En su entrega más espiritual, grandilocuente y ambiciosa, el tejano deja atrás su etapa, digamos, más rockera natural, para inaugurar una nueva fase en la que el cuidado de atmósferas, tempos, texturas y composiciones instrumentales prima sobre el espasmo guitarrero, que aunque minoritario sigue presente. ‘Seven Devils’ es quizá el mejor ejemplo: un horizonte más ancho, donde caben más instrumentos y composiciones más complejas, pero sin renunciar a su sonoridad ya clásica.


Marissa Nadler (+ Stephen Brodsky): Droneflower 

Droneflower podría ser la BSO de tus próximas pesadillas. Si la obra de Marissa Nadler siempre se había caracterizado por la oscuridad, la angustia vital y la inspiración gótica pero desde un discurso inofensivo y casi reducido a la mínima expresión de su voz, al juntarse con Stephen Brodsky parece haber encontrado la horma instrumental de su zapato. Como si el guitarrista norteamericano –miembro en el pasado de bandas como Cave In, Mutoid Man, New Idea Society y Old Man Gloom– arrojara luz sobre los silencios y oscuridades de Nadler, coloreando siempre de manera tétrica pero ensoñadora todo aquello que la cantautora no decía o no dejaba ver hasta ahora. Un consejo: entrad en el disco de la mano de alguien; pasaréis menos miedo.


The Cranberries: In The End

Y así, señores, es como una gran banda de los 90 echa tristemente el cierre tras un malogrado intento de restaurar su carrera. El 18 de enero de 2018 murió Dolores O’Riordan, icónica voz una generación, mientras esperaba una de las sesiones de grabación que había reanudado con su banda mater. Un año después, el resto de miembros anunciaba que dichas sesiones y sus demos resultantes se materializarían en una última entrega discográfica: In The End, el epitafio de The Cranberries. Difícil evaluarlo como si fuera un disco más que podría tener continuidad. Quedará como un refugio para desatar la nostalgia, subrayada por un inicio prometedor (‘All Over Now’, ‘Lost’ y ‘Wake Me When It’s Over’) que rescata ese sabor agridulce tan característico de algunos de los mejores momentos de la banda. ¡Hasta siempre!