Crítica: Sundara Karma – Youth is Only Ever Fun in Retrospect

sundara karma

El debut en largo del cuarteto británico Sundara Karma acaba con varios años de especulación sobre su incipiente éxito de masas. El resultado es que Youth is Only Ever Fun in Retrospect aprueba sin demasiada holgura, con un abanico estilístico que va desde lo mejor de The Killers a lo más decadente de Interpol.

Siendo benévolos, amigos del beneficio de la duda, resulta muy complicado distinguir los hypes a primera vista. Ya saben: bandas o artistas a los cuales se les da más bombo del que merecen por la calidad de su música que finalmente se quedan en nada o en mucho menos de lo que prometían. Fórmulas llamativas, infecciosas y víricas, que rápidamente se difunden a través de un universo fan poco crítico o especialmente ducho en la aclamación prematura. Su éxito –el de los hypes en general– proviene seguramente de las ganas que muchos medios y oyentes tienen –o tenemos– de ser los primeros en ensalzar a una nueva banda. Pero el tiempo, una vez finiquitado el beneficio de la duda, pone a cada uno en su lugar.

Como si de una copa de cava se tratara, un hype suele servirse con extra de efervescencia, prometiendo un nivel que, una vez rebajada la espuma inicial, generalmente nos suele decepcionar. Puede que a la larga, tras varias publicaciones, lleguemos a apreciar la calidad real de su propuesta, pero el peligro existe y es hacer caso a esa primera impresión engañosa y sobreestimada a ciegas.

Por eso mantendremos todavía en cuarentena el debut de los británicos Sundara Karma durante algún tiempo, porque si tuviéramos que discernir si son un hype por Youth is Only Ever Fun in Retrospect, su primer largo tras un par de aplaudidos EPs, es probable que acabáramos equivocándonos fuera cual fuera nuestro primer diagnóstico. Se trata de un jovencísimo cuarteto procedente de Reading que lleva aproximadamente desde 2013 llamando la atención con una refrescante fórmula pop-rock que bebe directamente de las efervescentes aguas de The Killers, de los primeros Editors y los Bloc Party del Silent Alarm, de White Lies o, en menor medida, de Kings of Leon. Rock entusiasta, con melodías que miran por encima de grandes multitudes, con letras que hablan de juventud, libertad, amor y espiritualidad: indudablemente son carne de festival grande.

¿Cuánto es espuma y cuánto cava?

La metáfora del cava y la espuma le va al dedillo a este álbum ya que encontramos sus mejores piezas en los primeros compases, rebajándose dicho entusiasmo a medida que avanza el metraje. ‘A Young Understanding’, el fibroso pistoletazo de salida –el ‘Mr. Brightside’ (The Killers, Hot Fuss) o el ‘Like Eating Glasses’ (Bloc Party, Silent Alarm) de este álbum–, abre también el discurso lírico con una clara declaración de intenciones: lanzarse a ciegas a vivir. “There is nothing more to hide / (…) that time is on your side / Seeing life through closed eyes / It’s just a young understanding”. El enardecimiento de la vida misma, ese arrebato juvenil, casi de inocencia imberbe dispuesta a amar peligrosamente, continúa para órdago en ‘Loveblood’, redoblando una ya de por sí agitada percusión. El sensacional triplete inicial lo cierra ‘Olympia’, un tema que arranca desde el planteamiento americana de la sombra de Bruce Springsteen o The War on Drugs para acabar cerca de las fauces de Ellery James Roberts (WU LYF, LUH). La copa ahora mismo está a rebosar pero, ¿cuánto es espuma y cuánto cava?

Aunque más adelante todavía encontramos buenos argumentos como la verticalidad de ‘Vivienne’ y, sobre todo, la calidez americana de ‘Lose the Feeling’ –con una garra vocal que vuelve a recordar a Roberts–, la cuesta abajo empieza a hacerse patente cuando cambian el acento coral a Fleet Foxes por una deriva simplista tipo The Lumineers en ‘Happy Family’, un tema que paradójicamente resultará perfecto para cuando “llenen estadios”. Esa especie de facilismo se hace cada vez más recurrente en la segunda mitad del álbum. En la línea de ‘Flame’, que sobreexplota una misma melodía ondulante sobre un ritmo y una instrumentación resultonas, temas como ‘She Said’, ‘Be Nobody’ y ‘Watching from Geat Heights’ nos recuerdan a la faceta más mediocre y decadente de los propios Editors, de Interpol o de los agotados The Vaccines. La arena se abre paso sobre la cal, si el que la cal es el lado bueno.

No es fácil (o amable) dictaminar hasta dónde llega el líquido de Youth is Only Ever Fun in Retrospect en nuestra metafórica copa de cava, pero sí podemos concederles el aprobado. Tras unos cuantos años de singles, promesas y EPs, lo mejor que podía pasarle a la banda de Oscar Lulu (voz y guitarra), Ally Baty (guitarra), Dom Cordell (bajo) y Haydn Evans (batería) era reventar la burbuja de su hype para mostrarse tal como realmente son. Ahora que ya tienen el cuentakilómetros a cero, a ver hasta dónde son capaces de llegar.

Sundara Karma actuarán en el Bilbao BBK Live 2017, con entradas a la venta en Ticketmaster.