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Stuart Sutcliffe: el Beatle perdido

Se cumplen hoy 56 años desde la desaparición de Stuart Sutcliffe: para muchos/as, el motor de The Beatles. Para otros/as, un espíritu olvidado.

Fue el propulsor de la ‘melena Beatle’ o lo que es lo mismo, el ‘mop top‘. Era el amigo íntimo de John Lennon (estudiaron juntos en el Liverpool College of Art) y junto a él y McCartney, nació la loca idea de formar equipo en una banda de música aunque ni él mismo dominaba el arte. Sin embargo, Stuart tenía una visión de la vida aventurera; era atractivo, su carisma lo caracterizaba y llevaba una vida bohemia que encajaba perfectamente con el ideal de ‘estrella del rock’. Y aunque en aquel entonces, los acordes y melodías no eran lo suyo, no fue el primero en lanzarse a la piscina y aprender sobre la marcha. 1960 fue el año clave: Sutcliffe tocaba el bajo en la banda Johnny and the Moondogs, la primera versión de la mítica banda, que más tarde (después de un proceso de metamorfosis, donde pasaron de The Beatals, Silver Beetles, The Silver Beatles) se convirtieron en The Beatles con George Harrison, Paul McCartney, John Lennon y Pete Best, quién en 1962 fue sustituido por Ringo Starr.

 

 

Sutcliffe tocaba bastante mal, eso no era ningún secreto. A veces, y por disimular, tocaba dando la espalda al público sin embargo, era la actitud. El Sid Vicious de The Beatles, pero con pose rockabilly, tupé engominado, pantalones de pitillo, gafas de sol y por supuesto, cigarrito en boca. Un bad boy que derretía a las groupies allá por donde pasaba.

Sin embargo, la vida de Stuart cambió por completo una noche en la que ‘The Silver Beatles’ tocaron en el Litherland Town Hall, al norte de Liverpool. La banda fue agredida por un grupo de individuos cuando salían del recinto con su camioneta. En la pelea, Stuart salió malherido y sufrió una grave lesión que tiempo más tarde, definiría su destino.

En 1961, la banda viaja hasta Hamburgo (Alemania) por su segunda gira y en su regreso, Stuart decidió quedarse en la ciudad alemana por más tiempo con el fin de desarrollar su vena artística y su pasión por la pintura. Fue en el club Kaiserkeller, donde Stuart conoció al amor de su vida: Astrid Kirchherr; una joven que estudiaba diseño gráfico y textil, que dominaba el arte de la fotografía.

“De repente, las imágenes que había construido en mi interior se esfumaron y en su lugar apareció algo nuevo. Fue el momento en que vi aquellas caras en el escenario… primero, a John, y después, uno a uno fueron apareciendo los demás… y luego Stuart se dió la vuelta. Tenía ese “algo” que enseguida reconocí… y que me pareció increíble haber encontrado”.

Kirchherr y Sutcliffe comenzaron a salir juntos y al cabo de unos meses estaban tan enamorados que anunciaron sus planes de boda. Stuart estaba tan maravillado con el mundo de su chica, que decidió abandonar el éxito de su banda por amor al arte y por amor a Astrid: en 1961 se separó de sus compañeros y The Beatles pasaron a ser un cuarteto, en el que un año más tarde, harían el cambiazo de Pete Best por Ringo Starr. Sutcliffe obtuvo una beca de doctorado en una escuela de arte en Hamburgo y continuó su vida como un artista plástico.

 

Sin embargo, en 1962, Stuart comenzó a sufrir de fuertes dolores de cabeza y su sensibilidad a la luz era cada vez más extrema. Todo, consecuencias adquiridas en las fuertes peleas en las que se había visto involucrado. Finalmente, el 10 de abril Stuart acudió a su facultad de Bellas Artes de Hamburgo y en mitad de una clase, se desplomó perdiendo la vida con tan sólo 21 años.

Lennon jamás lo superó. Ni Astrid tampoco. En 1964, Lennon y McCartney crearon ‘Baby’s in black’ cuya letra iba dirigida al gran dolor que Kirchherr experimentó tras la muerte de su gran amor y que se convirtió en uno de los primeros éxitos del grupo. 

 

 

The Beatles - Baby's In Black (Circus Krone-Bau)

Feliz eternidad, Stuart.