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Review

Los mejores discos de enero

Del regreso triunfal de Dan Bejar como Destroyer al debut en solitario de Frances Quinaln de Hop Along, pasando por el rap alternativo de 070 Shake o el cóctel imparable de Field Music, aquí va una selección de los mejores discos publicados en enero de 2020.

Con la humilde intención de no dejarnos nada relevante en el tintero, repasamos algunos de los lanzamientos discográficos más destacados de enero. Una selección que va desde la consolidación de Alexandra Savior, Lola Marsh y Georgia a los debuts de 070 Shake y Frances Quinlan en solitario, pasando por el mejor disco de Destroyer desde Kaputt, por la imprevisibilidad de Field Music y el arrojo de los siempre combativos Algiers.


070 Shake: Modus Vivendi

Hay debuts discográficos que sorprenden, que sacan del anonimato a sus autorxs, y otros esperados, precedidos por ciertas expectativas. El de 070 Shake forma parte del segundo grupo, dado que su nombre ya se había asociado a los de Kanye West, Pusha T y Nas, auténticos popes del hip-hop estadounidense. Y aunque esperábamos un trabajo más potente en su expresión pop –en la línea de ‘Honey’–, Modus Vivendi no decepciona por su trabajada, variada y compleja formulación del rap alternativo. Bebiendo de diversas fuentes, rebasa con creces las fronteras del género, acercándose ocasionalmente al pop-R&B de The Weeknd (‘Morrow’, ‘Under the Moon’), coqueteando con el pop estelar de Charli XCX o Sigrid (‘Guilty Conscience’) y creando atmosferas oscuras y generalmente lentas donde el rap figura casi totalmente deconstruido (‘The Pines’, ‘Microdosing’, ‘Nice To Hace’, ‘Daydreamin’). ¿No deberíamos subir a un peldaño más amplio y hablar aquí de música urbana?


Alexandra Savior: The Archer

En una conversación privada, un amigo me dijo que el nuevo disco de Alexandra Savior le había parecido empalagoso y con escaso factor de identidad. No estoy de acuerdo. Opino que, alejada de la influencia directa de Alex Turner, Savior ha refinado y consolidado una identidad propia que por su vulnerabilidad, eso sí, puede parecer voluble. Melancólica y en muchos casos abatida –“He doesn’t like it when I cry (Cry, cry, cry) / And now he’s gone, so I’m crying all the time” (‘Crying All The Time’) o “I hope that you can feel it / ‘Cause nobody else can heal it but you” (‘But You’)–, la artista de Portland expone un cuadro emocional profundo y, en general, sombrío y brumoso, con su voz serpenteando sobre atmósferas muy cinemáticas. El rayo de luz es ‘Can’t Help Myself’, pero el pulso del disco lo marcan temas como ‘Saving Grace’, ‘Bad Disease’ o las ya mencionadas ‘Crying All The Time’ y ‘But You’. ¡Cuidado, que atrapa!

Alexandra Savior actúa en Madrid y Barcelona en mayo, con entradas a la venta en Ticketmaster.


Algiers: There Is No Year

Cuando Algiers debutaron con aquel visceral álbum homónimo en 2015, la mezcla a la que todos aludimos fue la de soul-gospel con post-punk. Solo con las formas, los de Atlanta nos tenían en el bote. Por el contenido político, The Underside of Power fue una notable continuación, planteando pocas novedades a nivel morfológico-estilístico. Tampoco este There Is No Year se aleja demasiado del planteamiento inicial, pero sí hay cierta ligereza con respecto a él. Más producción, en otras palabras, con la que ahonda en atmósferas igualmente derivadas del post-punk, pero desde lo sintético. Frente a las más canónicas ‘Dispossession’, ‘Hour of the Furnaces’ o ‘Unoccupied’, temas como ‘Chaka’, ‘Repeating Night’ o ‘Nothing Bloomed’ parecen beber de fuentes cercanas a la electrónica ochentera de las que procede el post-punk más ácido, que a las del soul sureño. Con una lírica excesivamente opaca, There Is No Year es el trabajo más desenfocado de Algiers; y aun así, su propuesta es necesaria.

Algiers actúan este invierno en Barcelona y Madrid, con entradas a la venta en Ticketmaster.


Destroyer: Have We Met

La astrofísica no puede explicar la existencia de un universo paralelo al nuestro: el de Dan Bejar. El músico canadiense, autor y colaborador en 30 publicaciones (como Destroyer o como parte de The New Pornograohers, Swan Lake, Hello, Blue Roses, etc.) desde 1996, envuelve su música en su particular y compleja lírica, con su característica y flemática voz; y, en el mejor de los casos –hablamos de ti, Kaputt–, con una instrumentación redonda y absorbente. Y es ahí donde Have We Met, su decimosegunda entrega como Destroyer, marca una pequeña (r)evolución. Sin renunciar a lo orgánico, la morfología de las canciones muestra evidentes elementos del synth y del dreampop, otorgando una muy apreciable ligereza a todo el conjunto. Unas ‘Crimson Tide’ y ‘It Just Doesn’t Happen’ muy Future Islands, y la narcótica y creciente ‘Kinda Dark’, junto con el combo ‘Have We Met’- ‘The Man in Black’s Blues’, son buenos ejemplos de una y otra deriva. ¿Su segundo mejor trabajo después de Kaputt?

Destroyer actúan este verano en el Vida Festival 2020, con entradas a la venta en Ticketmaster.


Field Music: Making A New World

Metes en una coctelera a Grizzly Bear, Pink Floyd, Modest Mouse, Tortoise y algo de los Beatles, agitas bien, dejas que se aposente todo en su sitio, y el resultado del brebaje se llama Field Music. La banda de Sunderland, capitaneada por los hermanos David y Peter Brewis, entrega en su séptimo trabajo otro manifiesto de art-rock y pop barroco progresivo. Un álbum cambiante, fragmentado y muy colorido, que es capaz de estimular desde muchos ángulos diversos. Desde el indie más culto (‘Coffee or Wine’, ‘Best Kept Garden’, ‘Do You Read Me?’), desde lo onírico-ensoñador (‘Between Nations’, ‘A Change of Heir’) e incluso, hacia el final, desde el funky-rock estilo !!! (‘Only in a Man’s World’, ‘Money Is a Memory’). Making A New World es como esas noches que no sabes cómo has ido pasando de un sitio a otro, dejándote llevar e influir, y pasándotelo de puta madre en cada ambiente.


Frances Quinlan: Likewise

Frances Quinlan es Hop Along y, pese a ser un cuarteto, Hop Along es básicamente Frances Quinlan. Pero esta compositora, guitarrista y cantante norteamericana no es el tipo de artista que se basta con un solo proyecto para expresar todo su ser artístico. De hecho, en Likewise, su debut en solitario con su nombre real, es fácil reconocer a la autora de Bark Your Head Off, Dog, pero esta vez es en primera persona: sin filtros ni “intoxicaciones” de nadie. Directamente de la fuente. Su voz, esa poderosa arma expresiva que posee, vuela más libre y alto que nunca. Sin renunciar a instrumentaciones preciosistas que recuerdan a Girls o a Stella Donnelly, se apoya pero no depende de ellas. El resultado es media hora de frescor primaveral en pleno invierno, un paseo redondo en clave indie, tan colorido como lleno de vida.


Georgia: Seeking Thrills

Que los 80 son los nuevos 60, en términos de referentes musicales de inspiración, es un hecho sabido desde hace años. El revival empezó hace tiempo, y no tiene visos de agotarse por lo pronto. Georgia Rose Harriet Barnes, nacida justo en 1990, es el último ejemplo de cómo el pop electrónico de pista de baile se ha convertido en clásico, heredando el testigo del pop-rock de los BeatlesRolling Stones y del punk de The ClashSex Pistols. Bautizada como la nueva Robyn, Georgia ha dado el pelotazo con hits como ‘About Work the Dancefloor’, ‘Started Out’, ‘Never Let You Go’ o ’24 Hours’, auténticas odas a una época considerada de oro. Normal, ya que la electrónica le viene de familia (su padre es Neil Barnes, cofundador de Leftfield, y su madre se la llevaba a raves) y el ritmo lo domina de manera orgánica y manual (fue batería de Kate Tempest).


Lola Marsh: Someday Tomorrow Maybe

Aunque ya viene haciendo algo de ruido en los últimos años (entre otras cosas, participando en la BSO de Better Call Saul), el dúo israelí Lola Marsh puede convertirse en una de las revelaciones de la temporada con su segundo disco. Someday Tomorrow Maybe captura algo de esa épica pop-folk de los primeros Arcade Fire o de The Lumineers, el júbilo pop que une a Chvrches con Phoenix, y también la delicadeza folky acústica de Sufjan Stevens. Hay un poco de todo esto en ‘In Your Eyes’. Pero el gancho, sobre todo, es que sus nuevas canciones son casi como películas. De esas con final feliz, pero que te las crees. Hay un spaghetti western en potencia tras ‘Echoes’, una road movie bajo un sol suave tras ‘Only for a Moment’ y el acto final de un drama romántico bajo la grandiosidad de ‘Hold On’. Aire fresco, el último paso antes de echar a volar.