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Review

Los discos destacados de enero

Del regreso pletórico de Sharon van Etten a la electrónica andina de Nicola Cruz, pasando por un James Blake feliz o unos Deerhunter cada vez más absorbidos por Bradford Cox, aquí va una selección de los mejores discos publicados en enero de 2019.

Con la humilde intención de no dejarnos nada relevante en el tintero, repasamos algunos de los lanzamientos discográficos más destacados de enero, mes que ha inaugurado el año de manera inmejorable. Una selección que va desde el pop eufórico de Lost Under Heaven y el indie rock canónico de Deerhunter al soul sintético de un James Blake más feliz que nunca o a la electrónica andina (y más allá) de Nicola Cruz, pasando por el regreso pletórico de Sharon van Etten, el décimo álbum de la institución post-rocker japonesa Mono, el R&B reivindicativo-identitario de alma clubber de Dawn, por la madurez de TOY y por la feliz confluencia de Phoebe Bridgers y Conor Oberst en su proyecto conjunto Better Oblivion Community Center.


Deerhunter: Why Hasn’t Everything Already Disappeared?

Sin que sea algo del todo grave, parece que el universo creativo de Deerhunter se está viendo reducido al universo creativo de Bradford Cox (¡que no es poca cosa!). Las canciones de su octavo álbum tienen más de planteamiento conceptual de su autor principal que el fluir aquel de banda tan propio de los Deerhunter del periodo 2005-2010. El sello estilístico sigue siendo reconocible, especialmente en ‘No One’s Sleeping’, ‘Plains’, ‘Death in Midsummer’ o ‘Element’ y, en general, en el plano melódico; pero se echan en falta aportaciones concretas del resto de la banda a nivel instrumental, subyugados a las determinadas propuestas ambientales de su cerebro. O, dicho de otro modo: hay más partituras de Cox que interpretación por parte del resto de la banda. Con todo, Why Hasn’t Everything Already Disappeared? es altamente disfrutable y uno de los discos más accesibles de la trayectoria de Deerhunter.

Deerhunter actúan este año en el marco del Primavera Sound 2019, con abonos a la venta en Ticketmaster.


James Blake: Assume Form

James Blake ha salido de sí mismo y ha descubierto la vida en todo su esplendor. Ha asumido su forma física y su lugar en el mundo, y ha contactado con él. Ejerciendo de bodhisattva para todos los “chicos tristes” del planeta, Assume Form es un alegato por la iluminación y, de paso, una explicación de cómo el amor ha sido para él la vía de escape de su aislamiento. Coqueteos con lo urbano (‘Mile High’, ‘Where’s the Catch?’) aparte, estamos ante un Blake más cantautor que productor o experimentador de soul sintético, aunque éste siga presente en el tuétano de su obra. Aunque a Pitchfork (y a muchos de nosotros) le gusta más la versión oscura, triste y aislada de Blake, dejémosle ser feliz: no por serlo tiene prohibida la creación musical.

James Blake actúa este año en el marco del Primavera Sound 2019, con abonos a la venta en Ticketmaster.


Lost Under Heaven: Love Hates What You Become

Como bien dice Madison Bloom, de Pitchfork, LUH nunca se han caracterizado por la sutileza. Al revés: su pop es fuerte, fibroso y muy expresionista. Coronado siempre por esa forma de cantar tan abrupta de Ellery James Roberts, funciona especialmente bien en base a morfologías que tienden a la épica, como si fueran fuegos artificiales estallando cada vez más alto. La segunda entrega de este dúo de Mánchester, continuación natural del malogrado proyecto WU LYF, presenta momentos emocionantes de diferentes tonalidades: desde las furiosas ‘Bunny’s Blues’ o ‘Savage Messiah’ a las eufóricas ‘Most High’ o ‘For the Wild’. Una propuesta alternativa de poprock que sube la apuesta del dúo gracias a la producción notablemente cuidada por el infalible John Congleton. Hay proyecto.


Sharon van Etten: Remind Me Tomorrow 

El momento de plenitud vital que está experimentado Sharon van Etten se ha traducido en la que es, con toda seguridad, su mejor obra hasta la fecha. Rebosante de un sentimiento de lograda reconciliación consigo misma –especialmente apreciable en ‘Seventeen’, ‘Comeback Kid’ o ‘I Told You Everything’– y de una visión del amor sana y limpia –hacia su pareja (‘Malibú’) pero también hacia su hijo (‘Stay’)–, Remind Me Tomorrow es el espejo en el que todos querríamos vernos reflejados: uno que solo nos devuelve paz interna y orgullo. Y es tan sólida la personalidad mostrada por la artista, que si siquiera es relevante la casi total ausencia de guitarras, sustituidas por un revestimiento electrónico guiado por John Congleton, el puente de unión con el sonido grandioso de St. Vincent en varios temas. También los hay cavernosos y carnales (‘Memorial Day’, ‘Jupiter 4’, ‘Hands’), completando un abanico estético muy superior a cualquier entrega anterior. La obra total.

Sharon van Etten actuará este verano en el Vida Festival 2019 y en el Mad Cool Festival 2019, con entradas a la venta en Ticketmaster (VidaMad Cool).


Mono: Nowhere Now Here 

Con permiso de los prolíficos Mogwai, los japoneses Mono pueden considerarse la banda de post-rock instrumental más activa y regular de las últimas dos décadas, con diez discos diseminados en una trayectoria de 20 años. El último, Nowhere Now Here, es el primero sin el guitarrista Yasunori Takada, sustituido por Dahm Majuri Cipolla; pero nada ha cambiado. Durante la hora que dura el álbum escalamos con ellos las mismas cumbres nevadas y picudas de siempre: ascensos delicados como ‘God Bless’, ‘Far and Farther’ o ‘Parting’, y descensos en torrentes de distorsión como ‘After You Comes the Flood’ o ‘Nowhere Now Here’. Lo más novedoso, en todo caso, es la presencia de ‘Breathe’, un tema cantado por la bajista Tamaki Kunishi: una parada casi atmosférico en la planicie, un respiro entre tanta verticalidad. En su infinita poética, no han perdido un gramo de inspiración. Y que así sigan otras dos décadas.


Nicola Cruz: Siku

La confirmación de Nicola Cruz como embajador universal de la electrónica de raíz andina se produce, paradójicamente, con un álbum que apuesta claramente por el sincretismo. En Siku, tras un inicio enclavado en los Andes (de ‘Arka’ a ‘Hacia Delante’) y lleno de aportaciones orgánicas y vocales, el franco-ecuatoriano recorre paisajes cariocas (‘Criançada’), indios, africanos y orientales (‘Siete’, ‘Obsidiana’, ‘Esu Enia’) buscando y encontrando siempre sus puntos en común con los universos rítmicos latinos y panandinos. En su investigación por lo ancestral, Cruz se ha erigido como la punta de lanza más visible y creciente de una suerte de neotribalismo, desarrollando una de las funcionalidades más alucinantes de la electrónica: la capacidad que tiene para mezclarse con formas de música de cualquier lugar y de cualquier momento. Su nombre, su misión y sus raíces, están claramente en alza. ¡Inviertan aquí sus bitcoins!


TOY: Happy In The Hollow

La madurez de los británicos TOY promete ser mejor que la de George Clooney. En su cuarta entrega (quinta, si contamos Sexwitch, la colaboración con Natasha Khan de Bat For Lashes en 2015), su propuesta rock alternativa no podría ser más transversal. Sus raíces psicodélicas han generado un majestuoso árbol genealógico-estilístico, con ramas cercanas al dreampop (‘Strangulation Day’), otras al krautrock-postpunk (‘Energy’) y otras al folk lo-fi (‘Mistake a Stranger’), pero que se mantiene compacto y sólido a la vista externa. En 47 minutos perfectamente engarzados, nos da tiempo a recordar a bandas tan dispares como Portishead (‘Last Warmth of the Day’), Hookworms (‘Mechanism’) o Spiritualized (‘You Make Me Ferget Myself’), pero siempre dentro de una notable homogeneidad estética y ambiental. Un universo cerrado donde cabe y encaja casi todo.


Better Oblivion Community Center: Better Oblivion Community Center

Phoebe Bridgers y Conor Oberst han unido sus fuerzas y, sin previo aviso mediático, han lanzado un fantástico álbum conjunto de folk que, desde el minuto uno, se ha convertido en imprescindible de este recién inaugurado año. Mayoritariamente acústico y muy fresco, el debut de Better Oblivion Community Center nos invita a detener el reloj, a sentarnos al sol (mejor si es de invierno) y a dejarnos llevar por la armonía de la naturaleza (aunque sea urbana). La simbiosis entre los dos autores es total, más allá de los muchos temas cantados a dúo, porque el alma compositiva del disco remite por igual al universo sonoro del líder de Bright Eyes como al de la joven autora californiana, que viene de otra notoria colaboración con Julien Baker y Lucy Dacus en el supergrupo boygenius. El contraataque del folk ya tiene a su nueva heroína.


Dawn: New Breed

Dirigiendo su mirada hacia sus orígenes, hacia la raíz indígena y sincrética de su Nueva Orleans natal, Dawn Richard presenta una mezcla explosiva, flexible y bailonga de R&B con alma clubber y piel de pop en su quinta entrega en solitario. New Breed combina la reivindicación de unas tradiciones ancestrales locales –hay fragmentos de discursos de ancianos de la Nación Washitaw, una tribu negra vinculada a los indios Mardi Gras de Nueva Orleans– con la construcción de una identidad personal y artística, curtida a base de bien desde sus años de formación cuando vivía en el Distrito Noveno (Ninth Ward): en palabras de Pablo Pardo para El Mundo, “la definición platónica del gueto negro”. Y de aquellos lodos del Katrina (motivo por el cual tuvo que mudarse a Baltimore), esta maravilla.